domingo, 13 de julio de 2008

Día 13 El Cañón coloreado

Día 13 El Cañón coloreado
Día 13
Llego el día del Cañón Coloreado.
Antes de mi viaje, esto era, aparte de Santa Catalina y el Monte Sinai lo que yo tenía ganas de verdad de visitar. Siempre me gustaron este tipo de formaciones geológicas y desde que fui a Petra cada vez que veo un sitio que tiene un cañón “similar” lo pongo en mi lista de sitios que ver. Este según veremos luego, es uno de los que mas se parece a Petra en cuanto a colorido y las formas de las paredes rocosas de arenisca pulidas por el paso del tiempo.

Eran las 7 de la mañana. Y estábamos expectantes para ver quien nos acompañaría a la excursión del Cañón Coloreado. Teníamos la esperanza de que fuera Baha con Ezzat. Pero cuando llego el coche que nos iba a llevar, vimos que era otro guía. Bueno, no importa demasiado, lo que vamos a ver es el Cañón, no ha hacer amistades.
Salimos sobre las 7:30 y a las 9:00 después de un rato de pista llegamos a la entrada del Cañón. Bajamos del coche, y luego descendimos una cuesta bastante pronunciada que nos llevo hasta una explanada de arena. Mientras bajábamos nos sorprendió que no fuéramos solos. Un poco delante de nosotros, había un grupo de 3 francesitas postadolescentes un poco gritonas y que se notaba que era la primera vez que veían estas cosas. Fue un toque divertido en la excursión.
Nosotros intentábamos separarnos de ellas. Ellas con su guía y nosotros con el nuestro. Para intentar separarnos de las risitas y grititos cada vez que tropezaban con una piedrecita. De vez en cuando, cuando había un “impedimento grande” o un hito importante en el camino nos encontrábamos, por que ellas siempre se paraban un rato a verlo todo. Como debe ser, hay que disfrutar de cada momento. Una de las veces que nos encontramos fue al principio del cañón, antes de entrar en el había un matorral que se quedaron mirándolo. Cuando llegamos nosotros, nos dimos cuenta que lo que miraban no era el árbol, si no un lagarto que se escondía de los pesados turistas intentando pasar desapercibido. No lo consiguió, con lo que salio corriendo entre las piernas de las chicas que no paraban de chillar divertidas hacia las paredes rocosas que le servirían de refugio hasta que nos fuéramos de allí, y volviera a ser todo un sitio tranquilo.
Entramos en el Cañón Coloreado en si. Ya teníamos paredes a los lados y estrecheces que tanto echábamos de menos mi chica y yo después de estar 3 días en los espacios abiertos del mar. Al principio nos pareció muy similar al cañón de Arada pero luego empezamos a ver los matices en la roca. De las paredes de arenisca afloraban óxidos de muchos minerales distintos, que hacían que las paredes tomaran la apariencia de madera con sus nudos y betas ocres, amarillas, marrones, rojas, blancas, negras, rosas. Todo eran infinitos matices de color. El nombre del Cañón esta perfectamente puesto. Y la cámara de fotos echaba humo. Mientras que paseábamos tranquilos admirando las paredes del cañón, empezamos a oír las voces de las chicas que siempre iban delante de nosotros. Fue gracioso. Ya sabíamos que nos aproximábamos a un hito importante en el camino. Cuando llegamos, una piedra estaba encajada en las paredes del cañón. La piedra era de cómo un metro de diámetro y estaba completamente encajada dejando solo un hueco de medio metro debajo para pasar. Parecía mas fácil ir por debajo que pasarla por encima y eso hicimos. Nosotros no tuvimos problemas en pasarlo, pero las chicas fue otra cosa. Grititos y más grititos. Hasta que al final consiguieron pasarlo nosotros esperamos detrás de ellas divirtiéndonos (sin que se notara demasiado) mirándolas a ellas. Yo creo que esa piedra la han puesto allí los guías para reírse de los turistas (esto es broma) y para tocar el culo a las chicas que se tienen que arrastrar o saltar por encima para intentar pasarlo. El guía de las chicas se puso las botas .
Continuamos camino después de perderlas de vista por delante de nosotros. Y llegamos a un sitio que parecía más o menos igual que el resto. Pero el guía se paro. Y se sentó en el suelo. Miro para arriba y nos hizo hacer lo mismo a nosotros. De repente, encima, en la parte superior de una pared del cañón se vieron unos colores labrados. Todos los matices que habíamos visto en todo el camino del cañón, se resumían aquí. Todos los tonos de amarillo, marrón, ocre, rojo, negro, estaban aquí mostrando lo bello que puede llegar a ser la naturaleza. Era como la Capilla Sixtina de las paredes rocosas. Ni en Arada, ni en Petra, ni en ningún otro cañón anterior había visto tal profusión de colores. Era asombroso. Nos quedamos allí, contemplando esa hermosura un buen rato. Cuando nos hartamos de belleza (eso no paso, fue el tiempo que tirano nos hace dejar de ver estas maravillas y continuar camino) seguimos. El resto ya fue más de lo mismo. Íbamos como en una nube, intentando no quitar de nuestra retina lo que habíamos visto. Llegamos a una zona más amplia con arena y terminamos el cañón. Cuando situamos otra vez una cuesta similar a la primera, nos paramos un poco a coger arena de colores que había por ahí. Intentábamos llevarnos algo de aquella maravilla a casa. Al final de la cuesta había un chiringuito donde repusimos fuerzas un rato antes de continuar camino.
Antes de volver a Nama Bay paramos en un hotel solitario que había en una zona que están haciendo nueva a las orillas del Mar Rojo para traer más turistas. El hotelito estaba muy bien, y fue la mejor comida que hicimos en el viaje. No lo he dicho, pero las cenas del Hotel Helnan Marina de Nama Bay eran bastante malas. Aquí en Nuweibá (donde estaba este hotelito) la comida fue buenísima. Nos resulto curioso una cosa: el guía de este viaje era más “religioso”que Baha. Este no comió, ni bebió nada en todo el camino. Aguanto el calor del Cañón Coloreado y ahora seguía sin comer. Se fue a rezar mientras nosotros comíamos. Baha no era así, bebió y comió todo el camino. Y la razón no es que sea mejor o peor musulmán. Según nos enteramos, en el Corán están exentos de la norma de no comer y beber durante el día en Ramadam las mujeres embarazadas, los niños, los enfermos y los viajeros de las caravanas. Baha se agarraba a esta norma para poder comer en Ramadam. Era normal, no es lo mismo una excursión de un día, que toda una semana perdidos por el desierto.
Después de recuperar fuerzas, volvimos al camino y terminamos en Helnan Marina de Nama Bay. Ya, por este año, se habían terminado los calores la arena y el desierto. La sensación fue triste. Pero pronto nos alegramos. Llegamos de día al hotel y teníamos unas horitas para poder ver a nuestros amigos los pececitos de nuestra playa. Esto se estaba convirtiendo en otra droga. Ya éramos adictos a los cañones y estábamos empezando a serlo a los arrecifes de coral.

Fotos:
Foto 1 Entrada al Cañón
Foto 2 Dentro del Cañón
Foto 3 ojos de búho. Cada vez que se veían imágenes así circulares en la piedra, el guía decía que eran como ojos de búho.
Foto 4 Curiosa figura... ¿natural? R2D2
Foto 5 Vetas de madera en roca
Imágenes Adjuntas

A cualquier sitio al que miraras, la paleta de colores de la naturaleza se habia pasado un buen rato pintando.
Imágenes Adjuntas

la Capilla Sixtina del Cañón Coloreado
Esta foto esta hecha con una panorámica de 5 fotos unidas. No cabia todo en la foto.
Imágenes Adjuntas

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